“TODAS LAS COSAS LES ERAN COMUNES”

AMA A TU PRÓJIMO. COMPARTE TODO.

Somos una comunidad cristiana en la que los miembros compartimos todos nuestros bienes y dinero, inspirados en la vida de la iglesia primitiva. Creemos que Dios quiere transformar nuestro mundo, aquí y ahora. Esto requiere de nosotros una vida de compromiso y discipulado; cuando verdaderamente amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, la paz y la justicia se hacen realidad.

  • Un discipulado a tiempo completo

    Creemos que Jesús nos llama a dedicarle cada día de nuestra vida, no solo los domingos. En comunidad, podemos vivir todos los aspectos de nuestra vida como un servicio a Dios: trabajar juntos, compartir las comidas o unirnos en el canto.

    Creemos firmemente que vivir en una comunidad-iglesia es la mejor manera de llevar a la práctica las enseñanzas de Jesús en el Sermón del monte. A través de la comunidad hemos podido experimentar el amor transformador de Cristo. Él hace posible lo imposible: que hombres y mujeres comunes y corrientes, imperfectos, vivan relaciones basadas en la confianza mutua y el perdón, como hermanos y hermanas. Ver más información abajo.

  • Compartir el dinero y los bienes

    Ninguno de nosotros posee bienes a título personal; la comunidad provee todo cuanto necesitamos: alimentación, vivienda, atención médica. Creemos que nuestro estilo de vida es una respuesta contundente a los problemas de una sociedad cuyo énfasis en la importancia de la riqueza y el yo provoca aislamiento, conflictos y desigualdad. Ver más información abajo.

  • Trabajo compartido

    Aportamos nuestro esfuerzo y nuestros dones, según las posibilidades de cada uno, hasta el final de nuestra vida. Ningún trabajo trae consigo estigma ni privilegios. Nuestra mayor alegría es trabajar al servicio del amor. Ver más información abajo.

  • El Bruderhof se compone de más de veinte comunidades individuales, pero funciona como un movimiento unido en todo el mundo. Los recursos, los conocimientos y el sostén económico se comparten entre todas las comunidades establecidas en diferentes lugares. Algunas comunidades están formadas por hogares individuales, mientras que otras se parecen más a un pequeño pueblo con una población de entre doscientas y trescientas personas.

  • Ninguno de nosotros posee bienes a título personal, y los bienes comunales no nos pertenecen a nosotros como grupo, sino a la causa de Cristo. La persona que decide hacerse miembro le entrega a la iglesia, por propia voluntad, todo lo que posee: propiedades, ingresos y herencia. A su vez, la comunidad le provee alimentación, vivienda y atención médica. Los miembros generalmente trabajan en y para la comunidad, pero ninguno de nosotros recibe salario, paga o remuneración de ninguna clase.

  • Nuestra fe es inseparable de nuestra vida cotidiana. Cualquier trabajo, incluso el más mundano, es una expresión de alabanza a Dios si se hace con amor y dedicación, como sirviendo a Cristo.

    Honramos y valoramos todos los trabajos por igual: el esfuerzo físico del agricultor que labra la tierra, la precisión del artesano, la capacidad de innovación de los ingenieros o la creatividad de quienes trabajan en diseño. Son muchos y muy variados los trabajos en una comunidad Bruderhof –director de la escuela, servicio de lavandería comunitario, diseño de productos, odontología, entre otros–, pero ninguna tarea es considerada de más nivel o menos digna que otra. El propósito de nuestro trabajo trasciende lo económico; es una oportunidad de servir a nuestra comunidad y a nuestros vecinos.

    Un buen número de miembros de nuestra comunidad trabajan fabricando equipamientos de calidad, en madera, para aulas escolares, guarderías y áreas de juego, y otros tantos fabrican aparatos de asistencia para niños y adultos con discapacidad física. Otros emprendimientos incluyen horticultura y fabricación de cartelería personalizada. Estas empresas tienen departamentos en varias comunidades y nos proporcionan un medio de vida. Además, producimos una parte importante de los alimentos que consumimos aplicando técnicas de agricultura regenerativa.

    Ninguno de nosotros persigue una carrera profesional. Acordamos trabajar donde sea necesario, sin importar nuestras preferencias o formación previa. Nuestra vocación principal es la vida en comunidad, no la tarea que tenemos entre manos. Así, aportamos nuestro esfuerzo y nuestros dones, según las posibilidades de cada uno, hasta el final de nuestra vida. Aquí puedes leer más acerca de la ética en el trabajo y los negocios en el Bruderhof.

 La multitud de los que habían creído era de un solo corazón y una sola alma. Ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que todas las cosas les eran comunes.

— Hechos 4:32

Fundamentos de nuestra fe y llamamiento

A partir del Nuevo Testamento, los cristianos han dado testimonio de su fe mediante la palabra escrita. En línea con esa tradición, Fundamentos de nuestra fe y llamamiento describe los principios rectores y reglamentos comunes a todas las comunidades Bruderhof.  

  • Apoyo y valoración de la vida en familia

    Las niñas y niños son el alma y vida de nuestras comunidades, y nuestra vida comunitaria busca brindar apoyo a las familias y una cálida acogida a las personas solteras. Ver más información abajo.

  • La educación

    Las escuelas Bruderhof, a las que también asisten niños y niñas del vecindario, tienen como objetivo educar al niño desde una perspectiva integral: corazón, mente y cuerpo. Ver más información abajo.

  • Una comunidad solidaria

    El amor al prójimo debe llevarse a la práctica. Apoyamos las obras de organizaciones globales sin fines de lucro que responden ante situaciones de graves crisis y también colaboramos con las necesidades de los vecinos de la localidad. No podemos resolver todos los problemas que surgen día a día, pero es nuestra responsabilidad hacer lo que está a nuestro alcance. Ver más información abajo.

  • La familia es el núcleo básico de las comunidades Bruderhof, y la educación de los niños comienza en el hogar, con sus padres, compartiendo las comidas y la rutina diaria de la vida familiar y, también, a través de las muchas actividades al aire libre que se pueden disfrutar. Las escuelas y el servicio de cuidado compartido de los niños funcionan dentro del predio del Bruderhof. Las personas mayores y las que no tienen su propia familia generalmente viven cerca de familias con niños, de modo que todos puedan apoyarse y acompañarse mutuamente.

  • Las escuelas Bruderhof tienen como objetivo asegurarles a cada niño y niña una niñez feliz y bien cimentada. Los niños reciben una formación académica rigurosa, y también se promueve el desarrollo de competencias y habilidades manuales y de las artes, música y expresión plástica. Fomentamos el juego libre, el espíritu deportivo y el contacto con la naturaleza.

    En los Estados Unidos, la mayoría de los adolescentes del Bruderhof cursan la secundaria en «The Mount Academy», en Esopus, Nueva York. En Inglaterra, cursan la secundaria en el instituto «Beech Grove Academy», ubicado en la comunidad del mismo nombre, en Kent. En Australia, cursan el nivel secundario en la comunidad Danthonia.

    Al finalizar la educación secundaria, los jóvenes siguen caminos muy diversos. Algunos ingresan a la universidad; en nuestra comunidad hay mujeres y hombres profesionales en diversas áreas: medicina, ingeniería, educación. Otros jóvenes se capacitan en oficios como cocina, instalaciones sanitarias o agricultura. A los jóvenes que se han criado en el Bruderhof se los anima a tener una experiencia de vida lejos de su familia y del lugar donde crecieron. Cuando alguna persona que creció en una comunidad Bruderhof decide buscar otras opciones de vida, la comunidad la ayuda a emprender su propio camino.

    Nuestro compromiso es asegurar un ambiente seguro para todos los niños y niñas que viven o asisten a la escuela en una comunidad Bruderhof.

  • El discipulado cristiano nos insta a poner en práctica el amor a Dios y al prójimo. La comunidad Bruderhof se esfuerza por vivir una vida de servicio, llevando a cabo obras de misericordia de acuerdo con el mandato de Jesús: dar de comer al hambriento y de beber a quien tiene sed, acoger al extranjero, vestir a quien no tiene ropa, ayudar a los pobres con dinero y visitar a los que están en la cárcel o enfermos. Nos solidarizamos con las víctimas de mal trato, con quienes no tienen voz y quienes sufren opresión.

    Nuestro trabajo solidario se concreta de diversas maneras. En respuesta al llamado de Cristo, trabajamos junto a otras personas de buena voluntad, sin importar su credo o la organización a la que pertenecen. Apoyamos el trabajo de organizaciones globales sin fines de lucro que prestan ayuda humanitaria en situaciones de crisis y unimos esfuerzos con nuestros vecinos de la comunidad local para sostener los bancos de alimentos, brindar apoyo escolar o visitar a las personas mayores.

Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos.

— Mateo 19:14

  • El cuidado mutuo

    En nuestra vida en común, el bienestar de los ancianos, los más pequeños y los más débiles es una prioridad por todos compartida, la vida en familia es un bien muy preciado, todas las personas pueden acceder a un trabajo significativo y valorado, y hay tiempo para la risa, los amigos y los niños. Hay más información en las Preguntas frecuentes abajo.

  • El camino de la paz

    Igual que nuestros antepasados anabaptistas, estamos comprometidos con la no violencia y la no resistencia desde nuestra fe cristiana. Hay más información en las Preguntas frecuentes abajo.

  • Los fundadores

    El Bruderhof se fundó en 1920 por Eberhard y Emmy Arnold, y Else von Hollander. Explora algunos de los escritos de Eberhard Arnold traducidos al español.

Para que todos sean uno así como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos lo sean en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

— Juan 17:21

  • Conoce a algunos integrantes del Bruderhof

    La comunidad se compone de personas de muy diversa condición y procedencia socio-cultural. Aquí puedes leer historias presentes y pasadas de miembros del Bruderhof y recorrer la galería de fotos de nuestra comunidad.

  • ¿Cómo nació el Bruderhof?

    La comunidad Bruderhof («lugar de hermanos», en alemán) fue fundada en 1920 por un grupo de jóvenes que buscaban respuestas ante el caos y la devastación reinantes en la Alemania de entreguerras. Fue así que, inspirados en la vida de los primeros cristianos en Jerusalén, crearon una comunidad. Para más información, consulta la cronología abajo.

  • Visítanos

    Todas las comunidades Bruderhof están abiertas a recibir visitas. Cada localidad tiene su característica propia: urbana o rural, grande o pequeña. Puedes encontrar un listado completo de las comunidades Bruderhof acá.

    Visítanos en Zoom

    Ofrecemos también la opción de una visita en Zoom. Inscríbete a una conversación de más o menos una hora con un miembro del Bruderhof y hasta 15 participantes sobre la vida diaria en esta comunidad-iglesia y por qué eligimos vivir de esta manera. Después de una charla con fotos, habrá un espacio de preguntas y respuestas.

Nuestro viaje

El movimiento Bruderhof, fundado hace más de un siglo en la pequeña aldea de Sannerz, en Alemania, fue modelado e impulsado, en parte, por los acontecimientos políticos y sociales de Occidente. A pesar de las migraciones intercontinentales y los numerosos cambios y desafíos que debimos enfrentar, tenemos plena conciencia de la protección y la guía de Dios a lo largo de todos estos años, desde nuestros inicios en 1920.    

Puedes hacer un recorrido por la historia del Bruderhof, desde su nacimiento hasta el presente, arrastrando la cronología abajo.

Preguntas frecuentes

  • «Bruderhof» es una palabra alemana que puede traducirse como «lugar de los hermanos». Este nombre fue usado por primera vez por las comunidades anabaptistas, en el s. XVI.

  • Jesús dijo que donde dos o tres se reunieran en su nombre, él estaría allí. También dijo que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Esto es un claro llamado a formar comunidad. La primera iglesia se describe en los siguientes términos en la Biblia (Hechos 2:42-47): «los creyentes estaban juntos y tenían todo en común». Creemos que Jesús sigue llamando a las personas a vivir de esta manera.

    Esperamos que nuestras comunidades le brinden a la gente una visión de cómo podría ser la sociedad: un lugar donde cada niño y anciano es amado y cuidado, un lugar donde luchamos contra la soledad y la pobreza, donde los matrimonios permanecen unidos, donde no hay violencia y donde la gente voluntariamente renuncia a sus bienes para abrazar una causa más grande que ellos mismos. Te invitamos a leer más sobre lo que nos motiva a vivir en comunidad en el Bruderhof.

  • Una comunidad de bienes, también llamada fondo común, significa sencillamente que tenemos todas las cosas en común. Ninguno de nosotros tiene propiedades a su nombre, y nadie recibe un salario o remuneración de ningún tipo. Todo le pertenece al colectivo de miembros.

    Cuando una persona ingresa como miembro, le entrega a la iglesia todo lo que ha ganado o heredado, y la comunidad cubre todas sus necesidades: alimentación, vestimenta y vivienda. Cada uno de nosotros es responsable frente a la comunidad-iglesia por el dinero que gasta. No hay miembros ni comunidades más ricos o más pobres que otros. La idea no es nuestra; así vivieron los primeros cristianos, como lo relata el capítulo 2 del libro de Hechos.

    Nuestras empresas proveen lo suficiente para sostener a nuestras comunidades y cubrir nuestras sencillas necesidades diarias. Cuando somos bendecidos con más de lo que necesitamos, lo destinamos a nuestros proyectos de extensión social o lo donamos a otras organizaciones benéficas.

  • Los miembros de nuestra comunidad trabajan en empresas de manufactura que tienen departamentos en varias comunidades y proporcionan nuestro sustento. «Community Playthings», con sede en los Estados Unidos y Reino Unido, se dedica al diseño y fabricación de equipamientos de calidad, en madera, para aulas escolares, guarderías y áreas de juego. «Rifton Equipment» diseña y fabrica equipamiento médico y artículos para niños y adultos con discapacidad física. «Danthonia Designs», en Australia, se dedica a la creación de cartelería dimensional personalizada. Algunas comunidades tienen emprendimientos más pequeños, por ejemplo, una huerta orgánica en Gutshof Bruderhof, en Austria.

  • Sí. Trabajamos con las iglesias locales, los refugios para personas sin techo, los bancos de alimentos, las residencias para personas mayores y los servicios sociales locales para ayudar a dar respuesta a las necesidades de la gente que vive a nuestro alrededor. Además de brindar ayuda material, nos parece importante pasar tiempo con nuestros vecinos, especialmente, con las personas que se sienten solas o atraviesan situaciones difíciles. Nuestros miembros también visitan a personas encarceladas o detenidas.

    También apoyamos el trabajo de organizaciones como la Asociación Cristiana de Jóvenes y “Boys and Girls Club” y espacios de arte y música locales, ya sea como voluntarios o concurriendo a los eventos que organizan para recaudar fondos.

  • Nuestra manera de vestir busca reflejar sencillez y respeto por uno mismo y por los demás. Queremos evitar usar ropa que sea señal de estatus o riqueza y también ropa provocativa o sexualizada, dado que Jesús nos encomendó ser puros de corazón, alma y mente. Procuramos que esto se refleje en nuestra vestimenta.

    Al vestir con sencillez también procuramos seguir las enseñanzas de Jesús acerca de no preocuparnos por cómo habremos de vestirnos.

    También queremos respetar las diferencias entre el hombre y la mujer, tal como Dios nos creó. Así, la vestimenta de las mujeres incluye el uso de una falda, y algunas deciden cubrirse la cabeza con un pañuelo. En la ropa de los hombres la diferencia no es tan marcada, pero también sigue el criterio de la sencillez.

  • Sí. Cada uno de nosotros tiene una visión diferente del mundo, y también somos muy diferentes respecto de nuestras cualidades y defectos. El Bruderhof se compone de una combinación bastante corriente de personas y personalidades: unos son eficientes y otros, más desorganizados; los hay alegres por naturaleza y otros más proclives a desanimarse; unos, muy conversadores y otros, muy callados; algunos derrochan energía y otros preferimos la tranquilidad. Hay quien escribe poesía y quien corre 8 km diarios; hay personas que les gusta observar aves, otros elaboran artesanías, y aun otros elaboran cerveza. Viven entre nosotros artistas, médicos, músicos, ingenieros y diseñadores de sitios web.

  • Cualquier persona dispuesta a renunciar a todo para seguir a Jesús es muy bienvenida a unirse a este camino de búsqueda. Jesús llamó a sus discípulos a «dejar sus redes», y nosotros creemos que debemos hacer lo mismo para comenzar a ser verdaderos discípulos.

    Hacerse miembro del Bruderhof es un compromiso de por vida, por lo tanto, tanto la persona interesada como nosotros debemos tener la certeza de que Dios la ha llamado a esta forma de vida. No buscamos reclutar miembros, puesto que no creemos que alguien deba ser miembro del Bruderhof para ser cristiano o para alcanzar la salvación.

    Hay miembros que tienen un doctorado y otros necesitan ayuda con sus actividades cotidianas; hay quienes provienen de hogares destruidos y otros, de un contexto privilegiado; algunos llegan ya casados y con niños y otros vienen solos. Es requisito haber cumplido veintiún años y ser bautizado de adulto. Puedes obtener más información sobre cómo llegar a ser miembro en Fundamentos de nuestra fe y llamamiento, que está disponible arriba.

  • Somos protestantes en el sentido de que no somos católicos, y provenimos de la tradición anabaptista. Dicho esto, no nos identificamos con ninguna de las denominaciones principales; podría decirse que somos interdenominacionales ya que se han unido a nosotros personas de muy diferentes confesiones del cristianismo o quizá podría decirse que somos no denominacionales.

    No creemos en una revelación especial que solo nosotros hayamos recibido. Nuestra fe está cimentada en la Biblia, y confesamos todos los artículos de fe contenidos en los credos apostólico y de Nicea.

    En el Evangelio de Juan, leemos que la iglesia precedió incluso a la creación (Juan 1:1). Esa es la iglesia a la que deseamos pertenecer y la iglesia que deseamos compartir con todos los creyentes sinceros. Jesús no vino para establecer una institución humana, sino para enseñarnos a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Fundamentos de nuestra fe y llamamiento es un documento que contiene los principios y reglamentos comunes a todas las comunidades Bruderhof.

  • Cuando se produjo la Reforma, en el s. XVI, los anabaptistas buscaron una respuesta absolutamente fiel a la Biblia ante los cambios que se estaban llevando a cabo en la iglesia. Los anabaptistas creen que las personas deben alcanzar una fe personal para poder recibir el bautismo; esto significa que no consideran válido el bautismo de niños. Creen que para ser cristiano es necesario tener fe y vivir una vida de discipulado; creen que la iglesia es obra de Dios, de esencia eterna, por lo tanto, no puede identificarse con ninguna institución del estado. Como corolario de esta separación entre la iglesia y el estado, los anabaptistas no ocupan cargos en el gobierno ni prestan servicio en la fuerza policial o el ejército.

  • Sí, muchos de nuestros jóvenes estudian en la universidad o se capacitan en un oficio o profesión, mientras que otros buscan oportunidades de voluntariado o adquieren capacitación práctica en el lugar de trabajo.

  • Disfrutamos de nuestro rol de madres, cuidadoras y amas de casa tanto como disfrutamos de nuestro rol de docentes, médicas, gerentes de ventas, abogadas, encargadas de lavandería o arquitectas.

    Valoramos y honramos la cooperación y el trabajo en equipo entre hombres y mujeres que sirven a Dios, sea en el matrimonio o como compañeros de trabajo, porque hemos comprobado que a través de estas relaciones se pone de manifiesto lo mejor de cada uno.

  • Jesús les pide a sus discípulos que sean pacificadores, que amen a sus enemigos. El camino de la paz exige respetar la vida de todo ser humano porque cada persona fue creada a imagen de Dios. En consecuencia, nos oponemos a cualquier atentado directo o indirecto contra la vida humana, por el motivo que sea, sea durante un conflicto armado o en defensa propia, aplicando la pena de muerte o por otros medios, incluidos el aborto y la eutanasia. Somos objetores de conciencia, por lo tanto, no nos alistamos en el ejército de ningún país, ni siquiera como no combatientes, y tampoco apoyamos, mediante nuestro consentimiento o asistencia, las iniciativas bélicas ni el uso de fuerza letal de terceros.

  • No. La membresía no es un derecho de nacimiento. La persona que decide ser miembro debe sentir el llamado de Dios, sin importar el lugar donde haya nacido.

    Muchas personas que han crecido en una comunidad Bruderhof eligen seguir otro camino. Tratamos de educar a los jóvenes para que tengan una vida con propósito y el deseo de servir a los demás, y algunos jóvenes pueden sentir un llamado diferente del nuestro, por ejemplo, trabajar en un país de menor desarrollo económico o en una misión urbana.

  • Somos religiosos en el sentido de que para nosotros no hay nada más importante que nuestra fe. No obstante, la mayoría de los miembros no son religiosos en términos de cultivar o mostrar una marcada piedad personal. Somos personas comunes y corrientes y solemos hablar menos acerca de nuestra fe que otros grupos o ramas dentro del cristianismo.

    Para vivir en una comunidad Bruderhof, lo que cuenta es la decisión de seguir a Jesús. Que a eso lo llames ser cristiano no es lo más importante; lo que verdaderamente importa es que quieras seguir a Jesús y vivir de la manera en que él nos enseñó a vivir.

  • No. ¡Dios es mucho más grande que eso! Si bien cada uno de nosotros está convencido de que Dios nos llamó a vivir de esta manera, no es esta la única manera de seguir a Cristo. En última instancia, nuestro llamado no es a la vida en comunidad, sino a Jesús, quien llama a todas las personas a venir a él. Él anunció la buena noticia del reino de Dios, cuya esencia se resume en estos dos grandes mandamientos: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas» y «Ama a tu prójimo como a ti mismo». De modo que, si encuentras una mejor manera de llevar a la práctica estos mandamientos, ¡cuéntanos para que podamos sumarnos!

  • Suele ocurrir que «radical» signifique diferentes cosas para diferentes personas, pero no hay duda de su origen en latín, radix, que significa «raíz». Así pues, en nuestra búsqueda, nos esforzamos una y otra vez por volver a la raíz de las enseñanzas de Jesús y el ejemplo de los primeros cristianos en Jerusalén. Su forma de vida inspiró a quienes fundaron nuestra comunidad y sigue inspirándonos a nosotros hoy: tener todo en común, procurar la unidad en las cuestiones fundamentales de la fe y trabajar juntos en unión no solo por un algún tiempo, sino asumir un compromiso mutuo de por vida.

  • Con los amish y los huteritas (también con los menonitas y la Iglesia de los Hermanos) compartimos el legado anabaptista y reconocemos una semejanza en la manera de vestir. Pero no tenemos filiación con ninguno de estos grupos, aun cuando sentimos gran respeto por ellos.

    A diferencia de los amish, nosotros tenemos una comunidad de bienes total y estamos abiertos al uso de las nuevas tecnologías. Y lo que nos diferencia de los huteritas de hoy es que nosotros creemos firmemente en la gran comisión (Marcos 16:15) y en abrirle la puerta a nuevos miembros, como lo hicieron sus fundadores a comienzos del s. XVI.

  • La comunidad iglesia provee nuestras necesidades básicas de alimentación, vestido y vivienda, por lo tanto, no necesitamos manejar dinero en el día a día. Si alguien necesita dinero, por ejemplo, para un viaje, se le entrega lo que necesita en esa ocasión y, si hay un sobrante, lo reintegra a su regreso.

    Ninguna persona que vive en una comunidad Bruderhof recibe un salario por su trabajo; no se pagan jornales, sueldos, honorarios ni asignaciones. Nadie posee bienes de ninguna clase. Algunos miembros que viven en zonas urbanas y tienen empleo entregan su salario a la comunidad iglesia.

    Nuestras empresas generan lo suficiente para mantener nuestras comunidades y cubrir nuestras sencillas necesidades diarias. Si somos bendecidos con más de lo que necesitamos, destinamos el excedente a proyectos de ayuda solidaria o para apoyar a otras organizaciones benéficas.

    Esta manera de vivir hace que todos estemos en pie de igualdad. Ninguna tarea o profesión se considera más encumbrada ni menos honorable que otra: el trabajo en la lavandería comunitaria tiene tanto valor como el trabajo de una médica o un técnico especializado.

  • Sí.

  • No. Tratamos de brindarles comida saludable a todas las personas y, en esa línea, producimos gran parte de la carne y los vegetales que consumimos, aplicando técnicas que respetan la vida de los animales y de nuestro planeta. Algunos miembros no consumen carne, y, por supuesto, se atienden las restricciones en la dieta por indicación médica, por ejemplo, en el caso de personas con intolerancia al gluten o la lactosa.

  • Nuestras comunidades están atendidas por profesionales de la salud (médicos, enfermeras, fisioterapeutas y odontólogos) que son miembros. Los casos graves o complicados se derivan a médicos especialistas o al hospital local.

    Cuando alguien sufre una enfermedad o discapacidad prolongadas, todos aunamos esfuerzos para brindarle los cuidados necesarios dentro de la comunidad. Esto puede implicar brindarle alojamiento en planta baja, una cama hospitalaria o servicio de enfermería día y noche. A menudo una pareja o persona soltera de edad avanzada conforman un pequeño grupo familiar con una o dos personas jóvenes que pueden brindarles no solo cuidados médicos sino también apoyo y compañía.

    Es un privilegio poder cuidar unos de otros, y el beneficio es mutuo; los jóvenes que han vivido en un hogar con personas mayores cuentan cuánto aprendieron sobre el humor, la perseverancia y la humildad durante esa convivencia.

    Acompañar el final de la vida de una persona puede ser muy exigente en lo físico y emocional, sin embargo, para nosotros en el Bruderhof, acompañar a un hermano o hermana en sus últimos días es una de las experiencias más significativas de nuestra vida en comunidad. La comunidad toda se une para acompañar a la persona que está próxima a la muerte: los niños le llevan dibujos coloridos o le cantan canciones, los hermanos y hermanas pasan a despedirse y, a menudo, toda la comunidad iglesia se reúne frente a su ventana para orar o cantar canciones de fe y esperanza.

  • ¡Sí, a diario! Claro que cada persona o grupo de edad tienen su propia idea de cómo pasarlo bien, pero la vida en comunidad ofrece muchísimas oportunidades de pasar buenos momentos: ir a pescar o avistar aves temprano en la mañana; caminatas, ciclismo o fútbol los fines de semana de tarde; hacer una fogata o jugar juegos de mesa en la tarde noche.

  • Las tres fiestas del calendario litúrgico, Pascua, Pentecostés y Navidad, son las celebraciones más importantes del año en nuestra comunidad. Además del servicio religioso, nuestras celebraciones incluyen comidas y encuentros fraternales; también los niños participan en estas actividades con la mayor frecuencia posible.

    Nos gusta mucho festejar, y ocasiones como cumpleaños y casamientos o el Día de la Madre y el Oktoberfest son buenas oportunidades para organizar barbacoas, piñatas y, ocasionalmente, un festival de canto folclórico.

Cómo fundar una comunidad intencional

Cinco aprendizajes a partir de la historia del Bruderhof

  • Cuando se piensa en crear una comunidad intencional, es difícil saber dónde comenzar. Son muchas las variables a tener en cuenta, y cada comunidad tiene su matiz único y particular. Sin embargo, un recorrido por los cien años de la historia del Bruderhof y de otras comunidades intencionales con quienes hemos trabajado, pone al descubierto algunos temas comunes. (Tal vez no encuentren aquí una guía sobre cómo hacerlo, sino más bien una lista del tipo “¿sabes realmente en qué te estás metiendo?”, pero útil de todos modos).

  • El simple hecho de vivir en comunidad, aun siendo algo bueno, no es suficiente sustento para una comunidad intencional. Es necesario que los miembros tengan un propósito común, algo que los mantenga unidos a pesar de las diferencias que inevitablemente surgirán. Para algunos, ese compromiso común será la justicia ambiental, o el cuidado de las personas con discapacidad. Para nosotros, en la comunidad Bruderhof, es tratar de vivir una fe cristiana que encarne la realidad del reino de Dios por venir.

  • Cuando el movimiento Bruderhof estaba por crear la primera comunidad intencional en los Estados Unidos, algunos miembros visitaron otras comunidades ya establecidas como “Macedonia Cooperative” y “Koinonia Farms”. Estas conexiones los ayudaron a hacer pie en un nuevo país y a crear una empresa comunitaria que sigue pujante hasta hoy.

  • Crear una comunidad intencional genera gran entusiasmo, y es fácil dejarse llevar por visiones optimistas. Más allá de tener una visión común, es vital comprender que surgirán diferencias al interior de la comunidad y anticipar cómo se enfrentarán esas situaciones. En el Bruderhof, nos basamos en el precepto de la corrección fraterna tal como se lo describe en Mateo 18.

  • Sin dejar de reconocer la importancia de planificar con tiempo la creación de una comunidad intencional, ninguna planificación puede contemplar absolutamente todo. Llega el momento de traducir las palabras en acción. Así ocurrió cuando se fundó el Bruderhof en 1920, según el testimonio de Emmy Arnold, cofundadora de la comunidad: “No teníamos sustento financiero de ningún tipo ni para nuestra iniciativa empresarial ni para adquirir la propiedad en Sannerz y concretar nuestro sueño de una vivienda comunitaria. Pero eso no fue obstáculo. Estábamos decididos a dejar atrás el pasado y lanzarnos a un nuevo comienzo con plena confianza”.

  • Así como la creación de una comunidad requiere de un núcleo de miembros comprometidos, para sostenerla es necesario tender lazos y relacionarse con un círculo mucho más amplio. Nuestras comunidades Bruderhof han acogido a personas de muy diversa índole; algunos se unieron a nuestra comunidad, otros crearon o se unieron a una nueva comunidad intencional, y aun otros encontraron caminos de vida diferentes. Pero confiamos en que todos nos hemos ayudado mutuamente en la marcha.

  • Seguramente hay otras experiencias que podríamos compartir pero, en su mayoría, se entenderían mucho mejor si pasaran algún tiempo viviendo entre nosotros. Si están interesados en trabajar junto a nosotros durante un tiempo, pueden contactarse con la comunidad Bruderhof abajo.

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